Sueños y pesadillas

La pandemia alimenta sueños y pesadillas. Es posible que esto haya sucedido antes y que suceda en todas las crisis. Nuestro cerebro se excita con las señales que ponen en cuestión los patrones heredados y responde a la incertidumbre imaginando futuros que creemos posibles.

Somos un animal imaginativo cuyas representaciones mentales producen consecuencias en ocasiones hermosas, otras veces trágicas, de ahí qué la cultura y la educación no sean cuestiones menores cuando se trata de evaluar con responsabilidad nuestros actos.

Nuestra naturaleza nos impulsa a imaginar. Es un recurso útil para sobrevivir, pero no siempre bien utilizado. Nuestra imaginación también puede crear espejismos, es decir, creaciones mentales que nos producen una intensa sensación de que la realidad que deseamos está «al alcance de la mano».

Las crisis propician grandes visiones con las que impulsarnos hacia adelante, sueños que pueden transformarse en proyectos cuya consecuencia es que la democracia avance y se incremente la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

Pero en las crisis también cobran fuerza propósitos que, bajo alguna promesa de salvación absoluta, terrenal o metafísica, justifican que la vida -especialmente la de los demás- sea inmolada en el altar de los Grandes Ideales.

Apreciar esta diferencia aglutina a las personas con mentalidad demócrata y las separa de quienes anteponen el fin a los medios. Conviene prestar atención porque es una línea que aparece donde menos lo esperas.

F. Javier Malagón

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Referencia para citas:

Malagón, F.J., 2020. “Sueños y pesadillas”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/19/transformar-municipios-y-escuelas/> [Último acceso …/…/… ]>

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