¿Robotizar la función docente?

El salto a la formación en línea que los docentes estamos experimentando a causa de la pandemia invita a reflexionar sobre si es un paso más en la tendencia a la robotización de nuestras funciones, me refiero a la progresiva introducción de la Inteligencia Artificial avanzada (machine learning) en las tareas que hasta hoy venimos realizando maestros y profesores.

La mayoría del profesorado nos hemos sumergido en el aprendizaje acelerado de nuevas herramientas digitales para continuar trabajando online. Y, ante la incertidumbre de la vuelta a las aulas estamos diseñando estrategias que nos permitan virtualizar las asignaturas todo lo posible, según la materia que impartamos.

La adaptación a las circunstancias obliga a dar un salto en una tendencia que progresaba relajadamente en gran parte del sistema educativo español. Lo que le espera a la enseñanza no será retornar a la presencialidad conocida antes de la pandemia, sino un sistema mixto donde lo presencial tenderá a utilizarse para todo aquello que no se pueda resolver bien en Internet.

Las dinámicas presenciales son importantes, pero sería erróneo limitar la presencialidad al trabajo en el aula. Una disminución del tiempo presencial en clase permite mayor flexibilidad de horarios para participar en dinámicas de enseñanza/aprendizaje fuera del aula e, incluso de los centros, aprovechando mejor las zonas urbanas y rurales como espacios educativos.

Con esto quiero decir que los cambios en los modelos educativos pueden ser positivos si somos capaces de aprovechar las oportunidades que ofrece la transformación digital para utilizar también de otro modo lo analógico. Pero hay temas de futuro, a diez años vista, que conviene situar ya en perspectiva, aunque parezcan lejanos.

Es el caso de la aplicación de la Inteligencia Artificial al trabajo educativo. La IA es útil para la identificación y el análisis de patrones de comportamiento y la toma de decisiones sobre la base de ingentes cantidades de datos (Big data), los cuales se generan trasladando a Internet muchas prácticas sociales, entre ellas las educativas.

A corto plazo la transformación digital de la Educación supondrá para los docentes mayores volúmenes de información a gestionar y mayor tiempo de dedicación a nuestra propia formación, presión que será «aliviada» por la IA. La tecnología informacional, además de aportar ventajas, genera también problemas cuya aparente solución estriba en la aplicación de tecnología más avanzada, manteniendo viva así la lógica capitalista de la innovación.

En esta dinámica de solucionismo tecnológico la tecnología ofrece la posibilidad de «liberar» al ser humano de cargas pesadas o materialmente inasumibles. El lugar -o «no lugar»- que se asigne a las personas con respecto al cambio tecnológico es una diferencia clave entre modelos de sociedad a la hora de aplicar la tecnología -y la IA en particular- a la solución de necesidades.

La cuestión no es si la IA es buena o mala, sino a qué fines se aplica y cómo son re-colocadas las personas a causa de su implantación. Son los actores políticos y económicos (empresarios, empleados y consumidores) los que vamos tomando decisiones. En el ámbito del sistema educativo hay que optar estratégicamente por la posición en la que se quiere colocar al profesorado.

Creo que lo más racional y útil es optar por una adaptación crítica de la que puedan derivarse enfoques y prácticas para aplicar la IA al ámbito de la Educación con criterios humanistas. Es un proceso imparable, al margen de que en él apreciemos oportunidades y/o amenazas. Pero es una buena noticia que aún (insisto en lo de «aún») admita distintas trayectorias.

Dos aspectos que, a mi entender, marcarían una importante diferencia son: a) La conciencia por parte del profesorado de ser actores con poder dentro de un proceso global inexorable, con pros y contras, pero susceptible de trayectorias diversas ; y b) la pro-actividad y el protagonismo del profesorado para influir en ese proceso, trabajando en equipo y en colaboración con las comunidades educativas y con otros actores sociales.

Los peores escenarios están asociados a una adaptación al cambio digital basada en la fragmentación, individualización y precarización de los esfuerzos docentes. El trabajo en equipo y la colaboración en red del profesorado, junto con otros actores, en el proceso de transformación digital y mixta de la Educación me parece una de las condiciones necesarias para incorporar positivamente en los próximos años el enorme potencial que la IA aporta a la enseñanza.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “¿Robotizar la función docente?”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/19/transformar-municipios-y-escuelas/> [Último acceso …/…/… ]>

Sueños y pesadillas

La pandemia alimenta sueños y pesadillas. Es posible que esto haya sucedido antes y que suceda en todas las crisis. Nuestro cerebro se excita con las señales que ponen en cuestión los patrones heredados y responde a la incertidumbre imaginando futuros que creemos posibles.

Somos un animal imaginativo cuyas representaciones mentales producen consecuencias en ocasiones hermosas, otras veces trágicas, de ahí qué la cultura y la educación no sean cuestiones menores cuando se trata de evaluar con responsabilidad nuestros actos.

Nuestra naturaleza nos impulsa a imaginar. Es un recurso útil para sobrevivir, pero no siempre bien utilizado. Nuestra imaginación también puede crear espejismos, es decir, creaciones mentales que nos producen una intensa sensación de que la realidad que deseamos está «al alcance de la mano».

Las crisis propician grandes visiones con las que impulsarnos hacia adelante, sueños que pueden transformarse en proyectos cuya consecuencia es que la democracia avance y se incremente la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

Pero en las crisis también cobran fuerza propósitos que, bajo alguna promesa de salvación absoluta, terrenal o metafísica, justifican que la vida -especialmente la de los demás- sea inmolada en el altar de los Grandes Ideales.

Apreciar esta diferencia aglutina a las personas con mentalidad demócrata y las separa de quienes anteponen el fin a los medios. Conviene prestar atención porque es una línea que aparece donde menos lo esperas.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Sueños y pesadillas”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/19/transformar-municipios-y-escuelas/> [Último acceso …/…/… ]>

Transformar municipios y escuelas

El pedagogo y activista por los derechos de la infancia Francesco Tonucci propone aprovechar la crisis provocada por el Covid-19 para «reinventar la escuela». Como impulsor del proyecto La ciudad de los niños es, además, un destacado defensor de la participación de los niños y las niñas en la transformación de las ciudades.

Las circunstancias provocadas por la pandemia justifican que nos preguntemos cuáles van a ser sus efectos a medio y largo plazo en el sistema educativo, por ejemplo: ¿Habrá más enseñanza en línea y menos horas presenciales en la escuela? ¿El profesorado tendrá menos alumnos por clase? ¿Los horarios escolares serán distintos de los que hemos conocido? ¿En qué medida y cómo se realizarán excursiones y salidas grupales fuera de los centros? ¿Qué personas, además de los miembros de las comunidades educativas, podrán entrar en los centros para colaborar en sus actividades? Etc.

También podemos preguntarnos qué evolución experimentarán las ciudades: ¿Se reducirán las relaciones presenciales en favor de la comunicación online y la automatización de procesos? ¿Disminuirán lo grupal y lo masivo en aras de una mayor individualización y fragmentación de las interacciones sociales? ¿Los contactos tenderán a ser más selectivos? ¿Qué características adoptarán los espacios públicos? Entre otras muchas cuestiones.

Los cambios irán en unas direcciones u otras según lo que las sociedades y sus instituciones vayan decidiendo. Aunque seamos capaces de analizar tendencias, el futuro puede ser de muchas maneras distintas. Dependerá, no sólo de qué preguntas y respuestas aplique cada sociedad a la comprensión y solución de sus necesidades, sino también de la manera en que la ciudadanía participe de los debates y las posibles soluciones.

Involucrar activamente a la población en los procesos de cambio podría profundizar la democracia, siempre que existan mediaciones eficaces que faciliten la construcción de acuerdos. Sin embargo, es seguro que sustraerle a la gente la posibilidad de pronunciarse sobre los cambios sociales debilitaría la democracia. La dificultad para generar cohesión social y construir consensos por vías democráticas puede conducir a que distintas formas de autoritarismo acaben pugnando entre sí.

Los municipios y las instituciones educativas (escuelas, institutos, universidades) son, a mi juicio, instancias mediadoras imprescindibles para encauzar con éxito la gestión democrática de las reformas sociales, entre otros motivos por su capacidad para potenciar el protagonismo y la participación de los jóvenes.

La cultura de la mediación, entendida en un sentido amplio, es necesaria para hacer productivas las tensiones sociales, como se ha podido comprobar a nivel comunitario y en entornos educativos. El papel de los parlamentos, partidos y medios de comunicación no es suficiente. Necesitamos el papel corrector de otros subsistemas que, junto con los agentes sociales tradicionales (sindicatos, empresarios, asociaciones) puedan compensar la polarización a la que los primeros han llegado.

Podemos empezar por debatir en pueblos, ciudades, barrios y centros educativos los valores fundamentales sobre los que queremos construir el futuro ¿Sobre qué principios éticos deben replantearse las relaciones sociales en nuestras localidades y centros de enseñanza? ¿Cómo pueden colaborar en adelante los municipios y el sistema educativo para promover interacciones humanas útiles, solidarias, democráticas y eco-sostenibles en un periodo histórico de tanta incertidumbre?

Comienza una época en la que muchos aspectos de la vida cotidiana tendrán que enfocarse de otras maneras y tendremos que avanzar a tientas, experimentalmente, sin que sepamos de antemano qué funcionará mejor o peor. La educación de niños y jóvenes puede experimentar una mejora notable si escuelas e institutos se implican en los cambios sociales, empezando por su propio entorno local a través de nuevas estrategias pedagógicas como, por ejemplo, el Aprendizaje basado en proyectos o el Aprendizaje-Servicio.

Igualmente, es una oportunidad para que la ciudadanía, incluidos niños y adolescentes, participen y colaboren activamente en la transformación tanto de los centros educativos como del entorno en el que estos se inscriben, en línea con lo que proponen corrientes pedagógicas innovadoras como la Educación Popular o las Comunidades de Aprendizaje entre otras.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Transformar municipios y escuelas”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/19/transformar-municipios-y-escuelas/> [Último acceso …/…/… ]>

Comunidades Profesionales de Aprendizaje en la universidad

Las universidades están abocadas a una profunda transformación en sus maneras de enseñar. Se trata de un cambio que trasciende lo meramente tecnológico, aunque la aplicación de herramientas online sea el aspecto más inmediato al que nos estamos confrontando profesores y alumnos para finalizar el actual curso académico e iniciar el siguiente con un alto nivel de incertidumbre.

Sin embargo, la pandemia ha puesto de relieve otras cuestiones, directa o indirectamente relacionadas con el cambio tecnológico: la brecha socio-educativa, el valor de la presencialidad y lo colectivo, la capacitación del profesorado, el aprovechamiento del tiempo, los enfoques didácticos y las estrategias docentes…

A veces las crisis nos sacan de nuestras zonas de confort y nos obligan a «coger el toro por los cuernos». En las universidades desde hace tiempo somos muy conscientes de que las formas de enseñar y aprender necesitan replantearse en profundidad, aunque hasta ahora los cambios han sido lentos posiblemente a causa de la falta de medios, pero también como consecuencia de inercias y rigideces estructurales muy consolidadas.

Sin haberlo previsto las circunstancias lo han puesto todo «patas arriba». La parte positiva es que las urgencias motivan la innovación pedagógica. Nos guste o no, y con todas las dudas e inseguridades a cuestas, debemos evolucionar con rapidez en contenidos, didácticas, tecnologías educativas, la relación entre lo presencial y la enseñanza en línea, el lugar del alumno en su propia formación y, desde luego, en el papel del profesorado y la relación de la universidad con su entorno.

Bienvenido este desafío, pero conviene acertar en la manera de abordarlo. Impulsar el trabajo en equipo del profesorado y del alumnado es un factor esencial para la gestión del cambio. Un buen modelo a seguir es el que ofrecen las denominadas Comunidades Profesionales de Aprendizaje (Professional Learning Communities).

Este modelo goza de una trayectoria de más de treinta años, sobre todo en las universidades e instituciones educativas del mundo anglosajón. Las CPA pueden adoptar formas variadas para responder con flexibilidad a distintas realidades. Tienen en común que contribuyen a la gestión participativa de los procesos de cambio, al tiempo que facilitan la autoformación de sus miembros y fortalecen el trabajo en equipo, el apoyo mutuo y el liderazgo compartido.

En sus versiones más avanzadas las CPA tienden, además, a promover la participación del alumnado universitario en la innovación educativa, así como a la colaboración con otros agentes sociales. Cierto es que esto se debe llevar a cabo en un marco regulado que garantice derechos y delimite responsabilidades.

Las CPA son mucho más que un conjunto de valores y técnicas de trabajo; son la base de una cultura del trabajo en equipo y el aprendizaje continuo colaborativo que puede extenderse más allá incluso de la comunidad universitaria si sus miembros se forman en ella y la trasladan a la sociedad.

El punto de partida, a mi juicio, debería consistir en la organización de CPA en torno a las asignaturas que componen el currículo académico para, a continuación, avanzar de manera progresiva en la construcción de redes de CPA a distintos niveles (departamentos, facultades…).

Es imprescindible que los Equipos Rectorales desempeñen un importante papel de liderazgo en la implantación de este modelo para sensibilizar, motivar, facilitar recursos y coordinar al profesorado. El cambio que la universidad necesita en sus estrategias de enseñanza debe ser coherente con las maneras de organizarse y trabajar.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Comunidades Profesionales de Aprendizaje en la universidad”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/18/comunidades-profesionales-de-aprendizaje-en-la-universidad/> [Último acceso: …/…/…]

Aquellos maestros

El fallecimiento de Julio Anguita me ha traído a la memoria a maestros y profesores que tuve en mi infancia y adolescencia, entre mediados de los 70 y la primera mitad de los 80 cuando en España se recuperaba la democracia.

Me crié en uno de esos pueblos de la periferia de Madrid, «ciudades dormitorio» se las llamaba, a los que acudían en aluvión miles de familias trabajadoras procedentes, en gran parte, de las provincias extremeñas y castellano-manchegas. Las niñas y los niños de aquella época tuvimos un profesorado diverso en el que que no faltaban personas con ideales democráticos y una profunda vocación educativa.

Recuerdo que ese tipo de profesores se esforzaron mucho en varios aspectos: en primer lugar, para que valoráramos la educación y la cultura; y aspiráramos a un nivel de instrucción mayor que el de nuestros padres. De hecho, gracias a su labor, muchos de aquellos hijos de familias obreras fuimos a la universidad, institución reservada hasta entonces para las clases medias y las élites.

También nos enseñaron que la formación era algo más que un recurso para encontrar empleo o ganar más dinero, que tenía sentido para convertirnos en mejores personas y ciudadanos. Nos transmitieron una visión de la vida que no se agotaba en los beneficios que podías obtener para ti mismo, sino que contenía una dimensión social, de responsabilidad y entrega por el bien común.

En tercer lugar, gracias a ellos fuimos educados no solo en sino también para la democracia. Corrían los primeros 80 y pese a las amenazas golpistas en las colegios realizábamos debates, llevábamos a cabo asambleas, elegíamos a nuestros representantes para participar en los órganos de dirección del centro, discutíamos en las aulas y fuera de ellas sobre los cambios sociales de aquella época, leíamos y debatíamos textos políticos… sin haber cumplido aún catorce años.

Algunos de aquellos maestros y profesores dieron el salto a la política significándose como concejales y alcaldes. Algunos incluso llegaron a ser diputados autonómicos y/o nacionales. Gracias a ellos muchos pueblos, ciudades y barrios populares mejoraron en pocos años gracias a su comprensión de las realidades de la gente, su intensa dedicación y su sincera vocación reformadora.

Su concepción de la educación era política, en el mejor de los sentidos, pues la entendían como un instrumento para formar personas con valores, solidarias y capaces de transformar el mundo en un sentido de justicia y libertad.

Al mismo tiempo, hacían gala de un profundo sentido pedagógico de la política, en tanto que ésta se proponía como una práctica no sólo propagandística, sino también reflexiva, dialogante y explicativa. Creo que este enfoque hoy lo echamos en falta no pocos de quienes fuimos jóvenes en aquella época.

Tengo bastantes dudas acerca de los escenarios a los que nos conduce la dinámica actual de los partidos políticos, pero confío que en el futuro en este ámbito tenga alguna eficacia el anónimo trabajo que realizan las nuevas generaciones de profesionales que van renovando el sistema educativo, sobre todo en Educación Infantil, Primaria y en los diferentes espacios de desempeño de la Educación Social.

En estos profesionales encuentro muchas similitudes con aquellos que siendo niño fueron mis maestros y referentes. Por razones de paternidad y por mi actividad de consultor y docente conocer de cerca su trabajo me hace sentir no sólo orgullo, sino también esperanza de que la política cambie gracias, en parte, al trabajo que estas educadoras y educadores están realizando con las nuevas generaciones de niños y jóvenes.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Aquellos maestros”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/17/aquellos-maestros/> [Último acceso: …/…/…]

Tecnología y trabajo en equipo en las universidades

La pandemia ha provocado que las universidades españolas se confronten a un momento histórico en su proceso de transformación digital, el cual se viene desarrollando a ritmos distintos desde hace más de veinte años; si bien en general con lentitud respecto a la rápida evolución de las tecnologías.

Sin embargo, en poco tiempo las universidades están abocadas a dar un gran salto hacia adelante. Aunque el virus remita y la vida social se normalice, las universidades deben prever cómo seguir desempeñando su función en el contexto de desafíos futuros como el que estamos viviendo, o peores.

Es comprensible que el foco se haya puesto en la tecnología y en la enseñanza en línea (online) para responder a las necesidades más inmediatas (completar el curso académico, evaluar…). Ahora bien, el verdadero reto consiste en mejorar de manera integral los procedimientos de enseñanza y aprendizaje.

La tecnología es una de las áreas a tener en cuenta y tanto la enseñanza online como la mixta (combinación de online y offline) ofrecen respuestas. Pero, en cualquier caso, son recursos que deben formar parte de un sistema más amplio donde el centro de cualquier estrategia de mejora debería ser la capacitación del alumnado.

Son muchos los aspectos en los que cabría detenerse y, por supuesto, este no es lugar para dar cuenta de todos ellos. Pero me gustaría enunciar al menos uno, tanto o más estratégico que la modernización digital: me refiero al trabajo en equipo del profesorado universitario.

Su cultura de trabajo en equipo varía y es desigual según disciplinas, departamentos, facultades y universidades. En el campo de las Ciencias Sociales -el que conozco un poco más- en general es escasa en el ámbito de la investigación y muy especialmente en las estrategias y prácticas docentes.

Estoy convencido de que la transformación digital de las enseñanzas universitarias debe articularse con el avance sustantivo de la coordinación y el trabajo en equipo del profesorado. De ello depende el avance de los conocimientos científicos y que nuestro alumnado adquiera competencias claves para su presente y su futuro.

La tecnología y sus usos deben incorporarse al tiempo que los profesionales revisamos y actualizamos colaborativamente nuestras estrategias y prácticas docentes. Los resultados serán mucho más satisfactorios si evitamos cualquier endogamia y lo hacemos, además, en diálogo y colaboración con nuestros alumnos y con la sociedad.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Tecnología y trabajo en equipo en las universidades”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/11/trabajo-en-equipo-del-profesorado/> [Último acceso: …/…/…]

Regeneración estratégica

La regeneración de las áreas rurales es urgente para afrontar los desafíos climáticos, económicos y sociales del siglo XXI. La pandemia y la crisis provocada por el Covid-19 han puesto sobre la mesa los riesgos y los límites de un modelo de desarrollo que privilegia la concentración urbana; por contra, ha destacado las ventajas, relativas por supuesto, de los pueblos y las pequeñas ciudades del campo.

La puesta en valor del mundo rural es una oportunidad desde múltiples puntos de vista. Sin embargo, conviene aprovecharla con inteligencia pues se pueden trasladar al campo modelos de desarrollo que ya han demostrado sus efectos negativos en las ciudades, generando contaminación, burbujas especulativas, bolsas de pobreza y exclusión social y/o una desmedida turistificación, entre otros males.

En consecuencia, es importante dar mayor relieve a los estudios y debates que desde hace tiempo reflexionan sobre cómo abordar la regeneración de pueblos y ciudades rurales sobre la base de una nueva ruralidad que genere prosperidad económica, siendo al mismo tiempo democrática, inclusiva y sostenible en línea con el modelo social europeo y nuestra propia Constitución.

A corto y medio plazo no son pocos los que ven en el turismo interior una oportunidad para levantar las economías rurales. Efectivamente, es una corriente que se debe aprovechar y apoyar. Al mismo tiempo, hay que potenciar otras actividades que contribuyan a la diversificación de estas economías para realmente fortalecer a estos territorios y beneficiar al conjunto del país… y del planeta.

El turismo es una oportunidad, sin duda, como también lo son las energías renovables, las explotaciones agrícolas y ganaderas no intensivas, la implantación de industrias transformadoras más próximas a las fuentes de materias primas, el comercio local, la recuperación arquitectónica, nuevos servicios basados en una economía de los cuidados, la cultura, el teletrabajo y todo tipo de actividades online que puedan realizarse desde las zonas rurales gracias a buenas coberturas telefónicas, el acceso a una Internet rápida y robusta y medios de transporte eficaces y accesibles.

Para todo esto, dadas las nuevas condiciones que ha generado la pandemia, es necesario impulsar una renovada planificación estratégica integral de los territorios que potencie la colaboración público-privada, que articule de manera coherente políticas públicas y dinámicas de mercado y que, con especial sensibilidad, de voz a la ciudadanía para tener en cuenta y conciliar del mejor modo posible diversas perspectivas, necesidades y propuestas.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J. 2020. “Regeneración estratégica”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/04/regeneracion-estrategica/> [Último acceso: …/…/…]

Nueva ruralidad

La crisis del coronavirus está revalorizando el mundo rural, no solo como hábitat más seguro alternativo a las grandes ciudades, sino también ante la amenaza planetaria que supone la economía extrativista actual y sus consecuencias en el cambio climático, la degradación de los ecosistemas y la disminución de la biodiversidad.

Esta crisis saca a la luz la vulnerabilidad de las grandes urbes a las pandemias y a las crisis económicas y sociales que se derivan de ellas ¿Lo serán también a los problemas de abastecimiento alimentario y disponibilidad de agua en un futuro próximo? Quizás estemos asistiendo a un punto de inflexión en la tendencia a la concentración urbana en muchos lugares del planeta.

La puesta en valor del campo puede ser una ventana de oportunidad para muchos territorios deprimidos, amenazados por la despoblación y con economías agrarias devaluadas. Lo será realmente si se aprovecha con inteligencia. Para ello, a mi juicio, cobran especial relevancia las siguientes cuatro competencias:

1) Conocer y tener en cuenta los distintos vectores de cambio (medioambiental, tecnológico, económico, político…) que actúan de manera compleja a distintos niveles: a corto, medio y largo plazo; en los ámbitos local, regional, nacional e internacional.

2) Promover la inteligencia social y la creatividad para imaginar, proyectar y gestionar democráticamente un futuro de pueblos y áreas rurales hacia el que avanzar, con plazos y etapas razonables, perspectiva de proceso, mejora continua y actuaciones evaluables.

3) Anticipar oportunidades y amenazas, preparándonos para aprovechar las primeras y paliar o transformar las segundas. Vivir al día es llegar tarde. La planificación estratégica de la regeneración rural exige cultivar una actitud esperanzada, pero también realista.

4) Integrar lo viejo y lo nuevo. Una nueva ruralidad exige diversificación, apertura e intercambio, nuevos conocimientos y tecnologías, cambios de mentalidad en sus residentes; pero también conservar y potenciar valores, identidades, conocimientos, memorias y tradiciones.

Para promover el mundo rural hay que descender a niveles más concretos en los que se defina qué mundo rural se desea. Las concepciones bucólicas y románticas del campo estorban, también las exclusivamente economicistas. La vida en las zonas rurales puede ser de muchas maneras y algunas a la mayoría nos gustarían muy poco.

Mucha gente viene trabajando en estas cuestiones desde hace tiempo: agricultores, ganaderos y otros empresarios, ecologistas, agentes y entidades de desarrollo local, políticos rurales… Ahora es posible que los debates adquieran más relieve e incorporen a más personas y puntos de vista. Los urbanitas ruralistas de última hora debemos evitar el adanismo, es decir, hablar de todo esto como si el debate naciera solo cuando nosotros nos incorporamos a él.

Pese a todo, hay que trabajar en la construcción colectiva y consciente de la ruralidad que queremos; no desde un idealismo ingenuo, sino teniendo en cuenta la sociedad real de la que partimos: su pluralismo, complejidad, límites y dificultades, pero también su enorme potencial en términos de intercambios, cooperación, conocimiento y tecnología.

Nuestro país, y la humanidad en general, se lo juega todo a la regeneración democrática, inclusiva y sostenible del mundo rural. Según NN.UU. a mediados de siglo 4.000 millones de personas, aproximadamente la mitad de la población mundial, no tendrán acceso a alimentos y agua suficientes.

De aquí a 2050 median, aproximadamente, siete legislaturas según el sistema político español. Puedo tomar la medida al tiempo que nos queda también de esta otra manera: tengo ahora 52 años, para entonces mis hijas aún no habrán cumplido esa edad.

Por nosotros, por las generaciones jóvenes debemos hacerlo lo mejor que sepamos.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Nueva ruralidad”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: <https://fjaviermalagon.com/2020/05/03/nueva-ruralidad/> [Último acceso: …/…/…]

Soñar el mundo rural

La crisis económica y social provocada por la pandemia de Covid-19 está suscitando expectativas en el mundo rural. Es probable que, cuando la movilidad tienda a normalizarse, muchas personas se trasladen de forma temporal o permanente a pueblos y pequeñas ciudades que hasta hoy se encontraban amenazadas de despoblación.

Esa movilidad hacia el mundo rural adoptará distintas formas: una parte importante se expresará en forma de turismo, otra modalidad consistirá en la adquisición de segundas residencias, también habrá quien se traslade a vivir de forma permanente a estas localidades y no olvidemos a los trabajadores temporeros en las labores del campo.

Más allá de algún pico a corto plazo, no creo que esta modalidad suponga un cambio radical e inmediato en la situación de los pueblos. Pero sí puede generar una tendencia significativa a medio plazo, que se vaya desarrollando a lo largo de la próxima década. Por eso, es importante imaginar hacia qué nueva ruralidad nos gustaría avanzar.

La recuperación del campo y de las poblaciones pequeñas ofrece muchas oportunidades para innovar en la economía, en las relaciones sociales y en los estilos de vida, orientándonos hacia un modelo de sociedad más «verde», inclusivo y sostenible. Pero esto es una posibilidad; hay otras, como también las hubo en el pasado.

No todas las áreas rurales son equivalentes. Algunas pueden convertirse en oportunidades para la especulación urbanística y la financiarización de la economía. O para la concentración agraria y la explotación intensiva en manos de grandes corporaciones «sin alma local». Otras pueden ser zonas de exclusión, sin más.

De ahí que una tarea urgente consista en soñar entre muchos el futuro de los pueblos y de las ciudades rurales, construyendo una visión compartida y dinámica de las metas a alcanzar a lo largo de la próxima década, no sólo en el plano económico sino también a nivel a nivel demográfico, social, cultural, medioambiental y democrático.

F. Javier Malagón

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Malagón, F.J., 2020. “Soñar el mundo rural”. [Blog] F. Javier Malagón, Disponible en: < https://fjaviermalagon.com/2020/05/02/sonar-el-mundo-rural/> [Último acceso: …/…/…]